...Raúl no estaba. "Seguramente siempre es impuntual", pensó, pero durante todo el día, no lo vió, no llegó, no fue a la agencia.
-Segundo día de trabajo y falta, que desubicao', va a tener que hacer mucho mérito por esto- dijo Loretta enojadísima.
Samanta, volvió a su casa, se estaba metiendo a la ducha, y recibió una llamada.
-Ven abajo, princesita.
Bajó lo más rápido que pudo por las escaleras y solo con una bata, totalmente desnuda, pero que importaba, necesitaba ver a Raúl.
Abajo estaba él, pero con una cara increíble de cansancio y con los ojos totalmente rojos.
-Qué te pasó?
-Nada, es que...- dijó con tono bastante inseguro- anoche no dormí y dormí todo el día, por eso no fui, y ahora recién vengo despertando.
-Menos mal, me preocupaste tontito, me asusté por que no llegabas. Te eché de menos.
-Yo igual.
-Mira, si querí que salgamos, si, pero deja ir a vestirme siquiera.
-No, no te preocupes, no es que no quiera que salgamos, pero tengo mucho sueño y quiero seguir durmiendo, mañana sin falta voy.
-Mmm... Ya bueno, pero anda, porque la Loretta se anduvo enojando porque faltaste.
Se depidieron y Samanta subió.
Al otro día, lo mismo de siempre, el Maruti por Providencia y a la agencia. Pero Raúl de nuevo no apareció.
Samanta no sabía si enojarse, o preocuparse. Prefirió no pensar en ello, tenía mucho trabajo.
En la noche, espero el llamado, pero no llegó, se fumó su pucho nocturno, y se durmió.
.-
-Dos semanas pasaron ya, y ningún rastro de Raúl, estoy muerta de preocupación Melisa, no se que hacer, ni el celular tengo poh!, ni la dirección...
-Tu eri' la güeona poh!, conocí a un mino y no le pedí el celular siquiera.-respondió Melisa, bromeando claro. Acostumbraban tratarse así.
Samanta conoció a Melisa en la universidad, Melisa estudiaba traducción, y Samanta vestuario diseño de modas, desde ahí que son buenas amigas; típicas jóvenes que salen en las noches de los viernes a clubes y discothéques, a "cotizar" como le llaman ellas. Y si no, se quedaban en el departamento de alguna y veían películas y copuchaban toda la noche.
Samanta volvía a casa, cuando recibió un mensaje en el celular. "T spero n la trraza". "De mi edificio será poh", pensó, y exactamente eso hizo. Subió y ahí estaba él. Aunque...
No hay comentarios:
Publicar un comentario