18 de junio:
-Me escuchaste putita?.- susurraba Pablo al oído de Teresa mientras la apretaba contra la pared de su departamento.- tu dices una sola cosa de lo que viste, y te juro, que todos tus cesos quedan pegados a esta pared, del balazo que te pongo.
-Si, si Pablo, pero por favor dejame respirar, te juro que no diré nada.
-Ok, así me gusta.- le dijo y le pasó su lengua por la cara. Teresa no dijo nada por eso.
Fernando y Jessica seguían dentro del caso, y la principal sospechosa parecía ser Teresa, pues fue la única vista por los invitados de la fiesta, con una escoba, con la escoba que mató a Luis.
-¿Sabes Feña?.- decía Jessica.- Siento que aquí sentados, lo único que hacemos es perder nuestro tiempo! No nos sirve de nada estar aquí cuando el asesino/asesina, se puede estar escapando del país! Osea, que mierda estamos esperando?
-Estamos esperando las pruebas digitales, ahora, cálmate, tómate algo caliente, y duerme, por que lo necesitas. A penas reciba noticias del reconocimiento, te aviso.
-Seguro?
-Te he mentido alguna vez?
Jessica reflexionó, le guiñó un ojo a Fernando, y se fue.
Pablo estaba asustado, nervioso, y se sentía terriblemente perseguido; ahora, todo el mundo era su enemigo, incluso Pedro, su mejor amigo, podría haber visto algo, y podría delatarlo, por lo que decidió, que lo mejor era "advertirle", o más bien, "hacerle saber", que debía guardar silencio.
-Pedro?.- dijo golpeando la puerta.- Pedro! Soy yo Pablo, ven a abrirme!.- gritaba mientras seguía golpeando.- No está...- murmuró.
"Y si está con Teresa, y si están poniendo de acuerdo para inculparme? No puedo permitir que eso pase; Y si ya paso? Tal vez la policía lo sabe todo! Tengo que evitar que me delate" Pensó y partió a la oficina de Jessica, para encontrarse con la sorpresa, de que ella estaba saliendo de allí, así se le hacía mucho más fácil seguirla.
Jessica iba pensando en todo, cada uno de los casos que ha tenido que tratar, se acordaba de uno en especial, aquel con el chico drogadicto que le robó el auto a su novia, usándolo como medio de transporte de crack.
-Morir por amor.- suspiró.- Que ridículo, cómo si existieran cosas así.
Al llegar a su departamento, lo único que pensó fue en encender el televisor, y ver los documentales que tanto le apasionaban. Se acomodó en el sillón, encendió la tele, con tanto volumen, que no notó que alguien más entró con ella, un alguien que la golpeó en la cabeza, haciendola perder el conocimiento...
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