viernes, 18 de septiembre de 2009

Cuatro.-

14 de junio:

No durmió la noche anterior. Se quedó absolutamente toda la noche en el computador, la Tv, o los videojuegos. Necesitaba quitarse esa pena de encima, ese dolor que no lo dejaba tranquilo, ese pensamiento desgraciado que no lo dejaba en paz.
A esa hora de las 6 de la madrugada, apagó todo, y se quiso quedar dormido. Sin embargo no podía, esa persona rondaba y rondaba por su cabeza. Tenía que juntarse con él más tarde, pero no sabía que ponerse, que decir, o cómo actuar frente a él, por que lo llevaba loco por días, semanas, y incluso meses. Desde que entró a la oficina y lo vio, quedó perplejo frente a su belleza, a su delicadeza en las acciones que hacía, en su manera fina de mirar y hablar, y siempre él parecía cagar la situación.
Estaban sólos, y él decí algo estúpido o aburrido, y enseguida Luis se marchaba a otro lugar.

-Soy totalmente inútil frente a él. No le importo, ni un sólo poco.- pensaba siempre.- Esperemos que ver películas me despejen un poco de este sentimiento que tengo.

Terriblemente tenía sólo películas románticas, con el típico cliché "...y vivieron felices para siempre", y cada vez que la pareja protagonista se besaba, lloraba desconsoladamente rogandole a Dios, que algún día eso sucediera entre él y Luis.

Apagaba las películas, las volvía a poner, ponía música, jugaba Nintendo Wii, usaba el computador, veía internet, saltaba, cantaba, bailaba, adelantaba trabajo. No impotaba lo que hiciera, todo parecía conducirle a Luis.

A las 11 y algo, le bajó todo el sueño que debería haber tenido durante la noche, y sin darse cuenta se durmió y despertó aproximadamente a las 16, y a las 17:30 debía encontrarse con Luis, el gran e increíble Luis Torres, en la oficina, para copuchar sobre Mariana y Pablo e ir a retirar el dinero de la quincena.
Estuvo casi una hora viendo que se ponía, no sabía si usar algo claro, o algo oscuro, o si perfumarse mucho, o perfumarse poco. Se preparó tanto, que se atrasó, y tuvo que correr, transpiró, el perfume era ahora olor a sudor, y se le había manchado la polera con transpiración.
Aún así, esperó en la oficina.
Estaba vacía, así que para tomar un respiro se sentó en su oficina a escuchar música.
19:30 y suena su celular.

-Chi! Menos mal que te acordaste de mi!, hace dos horas que deberías estar aquí Luis, dos horas!... Estoy chato aquí esperándote!... Eso lo que escuchaste, estoy chato... aunque digas perdón, tengo mucha rabia Luis... aún así.- Y cortó Luis.

No sabía si estaba desquitandose por dejarlo plantado, o por que no sentía lo mismo. Pero eso daba lo mismo, tenía que prepararse para la fiesta de Teresa.

Llegó tempranísimo allá, Teresa estaba terminando de ordenar; le ayudó un poco, y luego se pusieron a conversar de sus días. No se dieron ni cuenta y empezaron a llegar los invitados.
Comenzó la música, el alcohol y el baile. Cuando de pronto un olor bastante conocido entró a la casa. Era Luis, e inmediatamente al verlo, a Pedro se le olvidó todo el enojo que sentía, y sin decirle nada, ya lo había perdonado. Aún así, cómo vio que los otros tres lo miraron horrible, el decidió comenzar a pelarlo.

-Luis me dejó plantado hoy, me dio muchísima rabia. Después de todo, él fue el de la idea de juntarnos.- dijo Pedro.
-Yo también estoy enojada. Luis anda bastante irritante estos días.- dijo Mariana en respuesta.- me insistió y me insistió para que le dijera si había pasado algo entre Pablo y yo.
-Y más encima es copuchento el huevón.- dijo Pablo.- lo que haya o no pasado esa noche, no es incumbencia de él, y menos de él, que no tiene nada que meterse en mi vida privada.

Y surgió la ridícula situación de que todos se pararon de sus lugares, Teresa fue al cobertizo y tomó una escoba. Mariana fue a la pieza de Teresa, y Pedro se paró al baño, y se quedó mirando por la ventana, que daba justo al patio, a Luis que miraba como despistado el cielo. Todo estaba bien hasta que se le acercaron por la espalda y lo golpearon...

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