domingo, 13 de septiembre de 2009

Dos.-

14 de junio:

El despertador sonó a las seis con treinta minutos, se le había olvidado apagarlo la noche anterior.
Eso no la detuvo y siguió durmiendo hasta las doce de la tarde.
Cuando se levantó, le dolía la cabeza, y andaba de malas, hace dos días que le había llegado, y siempre se pone idiota con medio mundo cuando anda así.
Tenía que ver a Luis y Mariana a las 14:30 en el mall para probrarse vestidos para su gala en el trabajo, "no puedo ser la peor vestida", se repetía. Luego ir a su trabajo a retirar su sueldo de quincena, y finalmente, preparar su casa, para la fiesta que había organizado.

Entró a la ducha con la rara idea de que ese día pasaría algo inolvidable, y que ella estaría involucrada en algo raro. Simplemente no tomó en cuenta y se puso algo liviano para salir.
Vio que su casa era un desastre, pero luego llegaría a ordenar. Tenía envases de comida, bebidas y tampoco olvidaba sus doce correos del psiquiatrico por atraso en la hora de visita.
-Si yo me siento bien conmigo misma, quiere decir que no estoy loca, no necesito ver a un psiquiatra.- dijo y tomó su auto para partir al mall.

Cuando llegó allá, vio que Luis todavía no llegaba, así que decidió preguntarle a Mariana que había pasado entre ella y Pablo el viernes pasado.

-No pasó nada, puedes apostarlo galla.- dijo Mariana.- Conversamos un rato en la oscuridad.
-Está bien, te creo.
-De que color quieres tu vestido?.- preguntó Mariana.
-Creo que quiero uno más oscuro, pero tampoco que me haga pasar desapercivida, que sea alumbrado, pero que no paresca una lámpara, algo amarillo talvez.
-Oook.- respondio la amiga cómo si hubiera entendido lo que ella trató de decir.
-Mira ahí llega Luchin.- dijo Teresa.

Se probó un vestido rojo, pero no le gustó ni a ella; luego se puso uno azul de vieja, horrible; uno verde que le apretaba el busto, y era peligroso ese aspecto en un vestido, podría hacerla el asmerreir de la gala, y finalmente uno rosa, que era bastante agradable.

-No! Muerete, está hermosísimo.- dijo Mariana al ver el vestido de Teresa.
-Creís?
-Si, todo el rato, está muy lindo.- le respondió Luis.
-Luis, tu siempre decís que los vestidos están lindos, una mínima crítica.- dijo Teresa.
-Querís que te critíque.- dijo Luis en tono de amenaza.
-Dame tu mejor golpe.
-En el rojo, parecías putita, con el azul, me recordabas a la directora del colegio, en el verde, se te veían las tremendas pechugas, con éste rosado, te ves bien.
-No dijiste eso.- le dijo Mariana.
-Lo dije ya!- dijo Luis mientras reía.

Teresa no sabía si ahorcarlo ahí mismo, o controlarse y matarlo más tarde.

-Me llevo éste Marianita.- dijo y se fue a cambiar.
-Esta bien amiga.

En el probador escuchaba las voces de sus amigos, pero no entendía bien lo que decían. Quería únicamente salir de ahí y no verle la cara nunca más a Luis.
Se despidió sólo de Mariana, y partió en su auto hacia su trabajo en la oficina. Desgraciadamente para ella, Luis también trabajaba ahí, al igual que Pablo, Pedro y Mariana.
-No puedo creer que tendré que verle la cara el lunes.- refunfuñaba en el auto.- no creo que sea tan care' raja como para aparecerse en mi casa hoy.

Dos cientos mil pesos le entregaron en la oficina, y partió, con ese mismo dinero, a comprar cosas para comer en la fiesta.

Cuando llegó a su casa, eran las seis con quince minutos, tenía tiempo de sobra para ordenar. Prendió la radio, y se puso a escuchar su música favorita mientras bailaba ordenando.
Cuando terminó, se sentía tan cansada, que se estiró y durmió unos treinta minutos. La despertó celular.
Era Mariana llamándola.
-Podís' creer que el descarado de Luis me insitió y me insistió que le dijera que había pasado con el Pablo?.-
-Te enojaste también?.- preguntó Teresa, con voz de sueño.
-Por supuesto, estoy enojadísima.

Teresa recordó todo el enojo que tenía y se le juntó con ésto. No sabía exactamente que hacer, sólo que si aparecía Luis en su fiesta, lo hecharía a escobasos a la calle.

-Luis me dejó plantado hoy, me dio muchísima rabia. Después de todo, él fue el de la idea de juntarnos.- dijo Pedro.
-Yo también estoy enojada. Luis anda bastante irritante estos días.- dijo Mariana en respuesta.- me insistió y me insistió para que le dijera si había pasado algo entre Pablo y yo.
-Y más encima es copuchento el huevón.- dijo Pablo.- lo que haya o no pasado esa noche, no es incumbencia de él, y menos de él, que no tiene nada que meterse en mi vida privada.

Teresa tenía algo en mente, estaba molesta, irritada, apestada, y había tomado bastante, no sentía control de ella. Sólo se le pasaban por la menter las palabras del psiquiatra.
-Lo que menos te recomiendo, por que podría ser catastrófico, es que tomes alcohol.

Eso no la detuvo, se dió cuenta que Luis había llegado, y estaba completamente sólo en su patio, sentado en un tronco mirando al cielo como los huevones. Tomó el escobillón y se acercó a él...

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