jueves, 28 de enero de 2010

Siete.-

Me despertó el sonido de la lluvia golpeando el techo de la casa. Mi hermana ya se había levantado, y al parecer había salido a hacer unas compras. Por lo que decidí ayudarla en cierto modo, ordenando sus cosas, y preparando las cosas para el desayuno.
Seguramente llegó mientras me duchaba, por que cuando salí del baño, el desayuno estaba servido y listo para comer.
Fue extrañamente agradable esa mañana, sin necesidad de decir una sola palabra, transmitimos mucho.

-Así que...- me dijo rompiendo el silencio.- que piensas hacer con tu vida?
-A que te refieres?
-Me refiero, a que tienes que buscarte algo para hacer, tienes 24 años, y no creo que quieras pasar el resto de tu vida en Hackensack.
-No lo sé Ashley.- dije un poco molesta.- Es que si voy a otro lugar, que haré, no conozco a nadie, y no tengo una profesión.
-Por eso te digo, tienes sólo 24 años.- me dijo con comprensión.- Podrías estudiar algo, algo que te guste, y probar suerte en Los Ángeles.
-En serio?.- respondí desinteresada.
-Claro! Podrías quedarte en mi casa de allá, es algo grande para que te quedes tú sola, pero puedes rentar habitaciones, y con las rentas te pagas los estudios.
-Es que...- me desanimé.- no quiero dejar Hackensack, por que son muchos recuerdos aquí, y no quiero despegarme de ellos.
-Pero Debbie! Tienes que despegarte del pasado, por que tarde o temprano, eso te comenzará a afectar, y no quiero que mi hermana menor, mi única hermana viva amargada.
-Tengo que pensarlo Ashley, además, ni siquiera conozco Los Ángeles.
-Eso no es problema!- me dijo con ansias.- Te vienes conmigo y conoces el lugar, aprovechas de salir un poco, y yo te muestro la ciudad.

A eso si que no me podría resistir.

-Ok, haré las maletas para que vallamos a Los Ángeles.- dije convencida.
-Así se habla hermanita!- me besó en la frente y se paró para lavar los platos.

Yo subí a mi habitación para sacar las viejas maletas y ordenar un poco de ropa para el largo viaje que teníamos por delante.
Definitivamente me entusiasmaba la idea de viajar a Los Ángeles, pero, no por conocer la ciudad ni algo por estilo, más bien, por que sabía con certeza que ahí podría encontrar a Jack, y podría hablarle de nuevo, y saber como se encuentra, saber que le ha pasado en éstos cinco años, y poder preguntarle que significa ser famoso, y preguntarle... preguntarle si aún siente lo mismo que vengo sintiendo yo éstos cinco años; para saber si realmente el amor que siento yo por él, mi primer y verdadero amor, fue el mismo para él.

Cuando iba en el taxi camino al aeropuerto, sabía que ese preciso momento, era un momento decisivo en mi vida, estaba avanzando un cuadro en el tablero, estaba dando un pequeño gran paso, abriendo mis horizontes, conociendo mi destino.
Cuando subí al avión- que por cierto era el primero al que alguna vez subí- pensaba en Jack, y en mi vida en general, en cómo cada decisión me había llevado hasta ahí, cada calle que recorrí en el enorme laberinto de mi vida, me llevó a aquel avión con mi hermana para conocer Los Ángeles.
El avión al parecer se elevó y mi estómago sintió nauseas, aunque parecía todo controlable.
Mi cabeza se llenaba de preguntas, que yo misma me respondía, y no dejaba de creer que Jack no podía olvidarme aún.
-Fueron momentos muy especiales.- murmuré.
-Dijiste algo?- me pregunto mi hermana, sentada a un lado.
-No...- mentí.
-Bueno, como sea, Los Ángeles te encantará!- me decía muy entusiasmada.- Tiene unas calles hermosas, y además te topas con estrellas en cualquier momento, sin mencionar que cerca está Beverly Hills! 90210 mujer!
-90210?- pregunté despistada.- que es eso, tu número de casa o algo así
Ella rompió a reir.
-No...- decía entre risas.- 90210 es el código postal de Beverly Hills, se usa como título para muchos programas y cosas por el estilo... Veo que te haz estado perdiendo de mucho.
-Parece.- dije y cerré mis ojos para acomodarme.

Seguía viendo la imagen de Jack la última vez que lo ví, aquél día de las despedidas por separado.
El mareo se detuvo en algún minuto del vuelo, y yo logré quedarme dormida. Aquella noche, soñe con mi madre...

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