Era día lunes, y creo que lo peor no empezaba aún, ya que toda mi vida rondaba en esa oficina, todos sabían sobre todo de todos, y si alguien comenzaba a notar mis extraños cambios de ánimo, podían llamarme loca.
Me desperté y Pix insistió en que me pusiera mi traje verde de oficina.
-Te digo que no muestra mucho escote!- afirmó.- Te ves sexy.
-Pix, se me ven todas las pechugas!
-Y esa es la idea o no?
-No quiero parecer una perra!
-No lo pareces, serías una perra si la mini te quedara arriba de la rodilla, y aquí esta sobre las rodillas, te ves linda, ahora, a trabajar!
-Si tu lo dices...
Rogaba por que nadie notara mi vestimenta, que la pasaran por alto, pero tenia que ocurrir todo lo contrario.
-Wow!- exclamó Raúl.- Angie, te ves... Preciosa!
-Gracias Raúl.- asentí.- Por cierto, quería pedirte...
-Pero miren nada más quien decidió sentirse una mujer hoy!- afirmó la voz de Maléfica
-Elizabeth, el placer es todo tuyo.- dije con ironía.
-Veo que no entiendes muy bien el término "venir a trabajar", al parecer decidiste disfrazarte.
-Digamos que quise vestirme con ropa decente, perdonando lo presente.- La que hablaba no era yo, nunca le respondería así a Elizabeth, por mucho que la odiara, no tenía esa osadía.
-Ganaste por esta vez, pero la próxima es mía, y el puesto va a ser mío.- había olvidado por completo el ascenso que habían prometido, y como Elizabeth estaba a mi altura -en el trabajo al menos- las dos podríamos obtenerlo.
-Pidieron exactamente gente que sepa trabajar, no gente incompentente linda, así que eso del puesto, está por verse.
Me di la media vuelta para entrar en mi cubículo y comenzar a reirme de lo chistosa que había sido esa conversación.
-Te luciste.- le dije a Pix
-Gracias, lo sé, es uno de mis muchos talentos, no dejar que te pasen a llevar.
-Pero estamos perdidas.
-Por que? No quiero negatividades aquí
-Elizabeth lleva trabajando aquí 10 años!- dije con susto en mi voz.- Yo sólo llevo 5 años.
-Y qué?- dijo incrédula.- Tienes pasta para ese trabajo, y lo lograremos juntas!
-Si tu lo dices...
De pronto logré notar que habían por lo menos 5 personas en el bote de agua mirando como yo hablaba sóla.
-Que?- dije.- No tienen nada más entretenido que hacer que quedarse mirando a alguien haciendo planes sola?
Enseguida los 5 parados ahí salieron espantados a sus cubículos y yo pude esbosar una pequeña sonrisa. Realmente me gustaba tener a Pix como compañera.
-Así que...- dijo Jorge asomandose por arriba de la pared de mi cubículo.- Desde cuando acostumbras discutir con Elizabeth de esa manera?
-Uhm...- dije con preocupación.- Desde que me aburrí de ser pasada a llevar, cariño.- Gracias Pix.
-Me gusta tu actitud!.- afirmó con entusiasmo.- Así que, crees que deberíamos salir de nuevo o...
-El viernes después del trabajo, me gusta La Huérfana, yo compro las cabritas.
-Ok.- quedó asombrado y yo volví mi cabeza hacia la pantalla del computador.
El resto del día pasó como los otros, había avanzado bastante en mi meta por el puesto, la noticia se afirmaría dentro de una semana, así que tenía toda la semana para hacer la mayor cantidad de trabajo que podía, o al menos, más que lo que Elizabeth hiciera.
Afortunadamente tenía mi conciencita, mi Pepita Grillo, mi vocecita que cuidaba y hablaba por mí, esa vocecita que me ayudaría a salir de agujero de vida...
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