Tenía oficialmente 29 años y 3 días, y creo que ya me comenzaba a acostumbrar a la vocecita de Pix, aunque siempre me repetía lo mismo
-No me iré, hasta que cambies.
Y lo entendía, necesitaba cambiar, pero todavía tenía esa duda, ese bichito que me picaba por saber por que dejé de ser como era cuando tenía 22, y como si hubiera tenido alguna vez algún tipo de anmesia, no lograba recordar el motivo.
-Adivina!- me dijeron a coro Daniela y Violeta.
-No tengo cabeza para adivinar chiquillas.- les dije con suma honestidad.
-Uuuy, que andamos fooomes.- dijo Daniela
-Anda, trata de adivinar.
-Uhmm... saldremos a algún lado?
-Sí!- alardeó Violeta.- Tenemos tres entradas para ver Valentine's Day mujer!
-Valentine's Day?- dije tratando de recordar de cual película se trataba.
-Si, esa con los artistas reconocidos de gringolandia, y con minos ricos y cuestiones.- repitió Violeta.
-Es un hecho, el viernes despues del trabajo, pasamos a comer antes al mall y luego nos vamos a ver la peli, dale?
-Ok.- colgué.
Volví mi cabeza al computador para seguir ordenando facturas y otras cosas del trabajo, cuando sentí su irritante voz.
-Ehm... Tú, la petiza, si tu.- levanté la mirada.- El jefe desea hablar contigo, entre nos, espero que te den el sobre azul de una vez por todas.
-Sueña cariño. Te haces pequeña ante la grandeza.- sonreí y me puse de pie para ir a la oficina del jefe. Lo sorprende ante aquella respuesta, es que no era Pix la que hablaba, si no que era yo, y de seguro eso contaba como algo.
-Ni yo lo hubiera dicho mejor.
-Gracias.
Llegué a la oficina del jefe y tenía su puerta abierta, estaba ahí Verónica, su secretaria.
-Verito, me dijeron que me buscaban aquí.- dije muy amablemente.
-Buscarte?- dijo extrañada.- No que yo sepa, dejame consultarlo.
Presionó unos botones en el teléfono que tenía y dijo
-Señor, mandó llamar a Ángela?
-No.- se escucho por el parlante.- Para nada.
Ahí fue cuando comprendí todo, comprendí el movimiento en falso que Elizabeth había hecho junto a mi cubículo. Corrí lo más rápido que una mujer con tacones altos puede correr dentro de una oficina entre los cubículos y la ví.
-Perra!- le dije.- Que mierda hiciste!?
-Suerte presentando tus facturas ordenadas.- rió con estruendo mientras se alejaba de mi cubículo.
No estaban ahí! Todos mis avances habían desaparecido!
-Que voy a hacer?!- decía entre lágrimas.- Todo mi trabajo arruinado
-Epa! Epa! No vamos a volver a lo mismo de antes, me escuchaste?
-Pero todo mi trabajo...- seguía llorando desesperada.
-Todo tu trabajo se recuperará, dos mentes piensan mejor que una.
-Pero si no sabes hacer nada de ésto
-Si lo sé, he estado dos semanas contigo dentro de esta oficina, y he entendido
-Entonces?- dije sonandome los mocos.- Que vamos a hacer
-Trabajar! Seguir avanzando, empezaremos por donde quedaste, y una vez que terminemos empezamos con las primeras facturas, me entiendes?
-Ok...- dije entre suspiros.
-Entonces, a trabajar!- me dijo.- Que esperas, tenemos hasta el proximo lunes para entregar ésto!
Seguí así todo el día, sin desconcentrarme por nada del mundo, y logré avanzar bastante, pero no lo suficiente para poder lograr mi meta para el día lunes, estaba perdida.
-Hmm.- carraspeó Raúl.- Ángela, te interrumpo un momento
-Claro.- dije mientras apagaba el ordenador.- Dime
-Este bueno, yo quería saber si este, querías salir conmigo?
-Claro!- le dije.- Dime dónde y cuando y arreglamos.
-El viernes despues del trabajo al cine?- tibubeaba.- A ver Hombre lobo?
-Claro, me encanta esa película! Nos vamos directo desde acá.
-Claro!
El trayecto a casa no sabía que hacer, me irritaba el hecho de no poder avanzar durante las noches
-Tienes que descansar, por que luego te estresarás, y vamos a perder.- Me repetía Pix
-Ok.- le dije aunque no tenía sueño.
Llegue al apartamento, y me senté a encender el televisor. El sueño debió vencerme cerca de la nueve treinta, y inércicamente apagué la tv y me recosté con ropa encima de la cama para dormirme...
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