-Sabes?- dijo Victor.- Creo que nunca había conocido a alguien tan especial como tu.
-Eres la persona más tierna que jamás he conocido.- admitió Emily.
-Y tu la más hermosa.
Ambos rieron en aquél restaurante al aire libre, con el viento sobre sus rostros y el aroma exquisito de esos espaguetis servidos sobre el sencillo plato blanco de plástico los rodeaba como formando un aura. Una burbuja entre ambos.
Victor tomó la mano de Emily.
-Creo que es la primera vez que siento algo como ésto por alguien.
-Ídem.- Emily escondió su cara.
Permanecieron allí hasta que dio el atardecer, sin despegar los ojos el uno del otro.
-Emily?- dijo la voz de Valerie.- Emily, estás despierta?
-Te am...- balbuceó en respuesta.
-Emily reacciona, vamos, necesito saber que sabes de mi hermano!- gritó Kevin.
-No le grites de esa manera, puedes causarle algún daño.- lo reprendió Valerie.- Vamos Em, despierta, me escuchas?
-Con el grito acabo de despertar.- Emily esbozó una sonrisa.- Seguimos en el apartamento?
-Claro, no hemos podido salir, por tu culpa.- afirmo Kevin.
-Sigues con ese tonó y me obligarás a golpearte!- se alteró Valerie.
-Calma Valerie, sólo está asustado por que conozco a Victor.
-Quien es Victor?
-Mi hermano.- admitió Kevin.
-Eso no lo sabía. La verdad es que no recuerdo como llegue a conocerlo, pero si se parece mucho a ti, aunque recuerdo que lo amo, o lo amaba, no se de cuando son éstos recuerdos realmente.
-Yo perdí contacto con mi hermano hace unos dos años, luego de una pelea familiar horrible; el decidió entrar a una especie de investigación ultra secreta, y al ser doctor, estaba demasiado expuesto a contagiarse con algún tipo de virus. Insistió en que nada pasaría y firmó el contrato que lo declaraba demente en caso de decir alguna palabra. Entró a trabajar y no volví a oir nada más sobre él, hasta hace cuatro días, cuando vi que se encontraba entre la lista de los desaparecidos del holocausto que ocurrio acá en Los Angeles. Conseguí maneras por colegas del FBI y me dirigí desde Alaska hasta acá.- comenzó a sollozar.- Es obvio que no está con vida, y nunca tuve la oportunidad de decirle adios.
Emily lo abrazó para llorar con él. Valerie miraba fijamente la ventana mientras el tiempo pasaba y el silencio completo de la ciudad era lo único que podía percibirse.
Mientras ambos secaban sus lágrimas con unos papeles de baño que estaban guardados en la bodega, el estruendoso ruido del rugido del animal que habían visto antes, llenó la habitación.
-Tenemos que salir de aquí.
-Demasiado tarde.- Emily tenía los ojos cerrados, parecía percibir algo que los demás no.- Está en éste piso.
-Polvo antifuegos, necesitamos polvo antifuegos.
-Qué demonios es eso?- gritó Emily tratando de calmarse.
-Un extintor maldición, busca un maldito extintor.
-En la cocina!- gritó Kevin.
Valerie corrió lo más rápido que pudo a la cocina y abrió el mueble debajo del lavaplatos. Los disparos comenzaron.
-Uhm chicos, creo que deberían ver ésto!- gritó.
-Estamos un poco ocupados ahora Valerie.- respondió Kevin.
Emily se avalanzó sobre el monstruo y lo golpeó fuertemente con su rodilla. Enseguida corrieron hacia la cocina para encontrarse unas escaleras justo debajo del lavaplatos, era una entrada, fuertemente protegida, pero abierta. No se lo pensaron dos veces, era eso, o luchar contra algo que podría acabar con ellos en cuestión de segundos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario