El decir adiós para mí, y estoy seguro que para ella tampoco fue fácil. Me sentía entre la espada y la pared, sin embargo opté por un mejor futuro, confirmando que mi pueblo no me entregaría uno. Acepté y dije que sí por vivir haciendo lo que me gustaba hacer. Nací para ser un artista, y ahora que estoy camino a Los Ángeles, no puedo mirar atrás, solo me bastó una frágil despedida, y un amargo sentimiento de culpa, al dejar todo un libro abierto tras aquella carretera de Hackensack.
No hay comentarios:
Publicar un comentario